17/3/08

Leonel Góngora poeta de la linea

Por José Chalarca

Entre las grandes pasiones que mojonaron la vida de Leonel Góngora destaca la que padeció y gozó por el dibujo. Y fue sin duda esa pasión la que lo condujo a ocupar la posición que tiene hoy en la plástica de América Latina.

Porque Góngora es también el más continental de los pintores colombianos, el que ha dejado una impronta más definida en las artes pictóricas de Hispanoamérica y asumido una tarea artística autónoma, que le permitió obtener como resultado una obra de personalidad fuerte, ante la que nadie puede quedarse indiferente.

Su residencia en el exterior pero con la mitad del alma sumergida en la cotidianeidad del país, le permitieron esa visión de nuestra problemática que informa su obra y le da esa entidad particular en la que se conjugan la objetividad, la crítica juiciosa y el sentido estético más exigente.

La mujer fue siempre la constante en la temática de su pintura y solo la abandonó en contadas excepciones. Y es posible aventurar que en el tratamiento que da el maestro a la figura femenina, se ponen de relieve ciertos aspectos de su relación vital con ella, de las situaciones que jalonaron esa relación en las que unas veces es victimario, otras víctima y otras víctima y victimario simultáneamente. La mujer, su esencia, su existencia, su presencia se le apareció siempre como la gran realidad y como el gran enigma y en el empeño por desencriptar su mensaje, por descifrar su lenguaje y querer entenderla, salieron a la luz sus más grandes creaciones.

Y la línea, el dibujo fue sin duda el medio que mejor empleó para cumplir su destino artístico. Góngora hace con la línea lo que su homónimo de la lírica hispánica del ponderado siglo de oro con las palabras y la sintaxis del idioma castellano: poesía.